El Buen uso de Internet ... no existe :
La tecnología transforma nuestras formas de socialización y es difícil adaptarse. Como sociedad, esto nos causa resistencia porque no sabemos qué hay al otro lado. Y atrapados en el medio están los niños: ellos ya están al otro lado, pero sus padres no, y eso genera una sensación de tenerlos fuera de control.
No hay tal cosa como navegación segura, ni debería haber esta preocupación draconiana por proteger a los niños de lo que pueden ver en Internet.
Por lo demás, un recordatorio: el mundo no es color de rosa. Hay cosas “feas” y que no pueden gustarnos, y el niño tiene que verlas igual. En Internet es igual, pero a la enésima potencia. De la misma manera que no deberíamos enseñarle a los niños que hay cosas “prohibidas” de las que no se puede hablar, deberíamos hacer un esfuerzo por explicarles cómo comprender estos fenómenos extraños, ponerlos en contexto y quitarles así la mística que los hace, justamente, tan apelativos.
No hay un “buen uso de Internet” porque nadie es capaz de definir lo bueno, ni mucho menos de convertirlo en filtros de contenido.
¿Pero acaso no debería enseñarse nada en torno al uso de nuevos medios de comunicación? Claro que sí. Un uso responsable de los medios, que entienda las causas y los efectos de lo que hacen.
Enseñarles que hay gente allí afuera empeñada en hacerles daño, en engañarlos, y enseñarles cómo pueden protegerse de ellos.
Que aquello que publican en la web tiene consecuencias y un alcance mucho mayor del que pueden imaginar, y que deben hacerse responsables por la información que ellos mismos comunican. La web no es ya un sitio de consumo de contenidos, es un sitio de creación y expresión, y debemos aprender a hacernos responsables por nuestros aportes.
Que hay contenidos que deben entenderse juiciosa y críticamente, que deben corroborar los datos, ponerlos en contexto, identificar las fuentes. Es importante enseñarles que en Internet hay menos referentes para determinar la relevancia y certeza de la información, y que deben basarse en ella con precaución.
En resumen, los niños no serán, sino que son ya, consumidores y productores de información, en niveles que sus padres no pueden empezar a comprender, lamentablemente. Ya que lo son, educarlos en el uso de los medios no significa poner filtros para prohibir cosas y podamos permanecer tranquilos: si quieren encontrar algo, lo harán. Al margen de cualquier filtro. La educación mediática consiste en que se pregunten por sus prácticas de consumo y producción de información, por la manera como socializan en la web, y estén conscientes de los riesgos que existen y de las consecuencias que tendrán sus propios actos.
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